Ulceraciones pépticas: guía práctica

Si alguna vez has sentido una molestia ardiente en el estómago que empeora con el vacío, probablemente estés frente a una ulceración péptica. No es cosa rara y, lo mejor, hay formas de controlarla sin depender sólo de medicamentos.

Causas y síntomas más comunes

La principal culpable es la hiperacidez. Cuando el ácido gástrico supera la capacidad protectora de la mucosa, aparecen pequeñas lesiones que pueden sangrar. Otros factores que aumentan el riesgo son el consumo excesivo de alcohol, el tabaquismo, el estrés crónico y, por supuesto, algunos fármacos como los antiinflamatorios no esteroideos (AINE).

Los síntomas típicos incluyen:

  • Dolor o sensación de quemazón en la zona superior del abdomen.
  • Malestar que mejora al comer o con antiácidos.
  • Náuseas, pérdida de apetito o vómitos con sangre.
  • Indigestión frecuente o sensación de plenitud después de comer poco.
Si notas sangre en el vómito o en las heces, busca atención médica de inmediato.

Tratamiento y plantas útiles

El primer paso es reducir la irritación. Evita comidas muy picantes, grasosas o ácidas y limita el café y el alcohol. Fraccionar la dieta en varias comidas pequeñas también ayuda a mantener el ácido bajo control.

En cuanto a remedios naturales, la fitoterapia tiene opciones respaldadas por estudios:

  • Manzanilla (Matricaria chamomilla): sus flavonoides calman la mucosa y reducen la inflamación. Prepara una infusión y bébela después de cada comida.
  • Regaliz deglicirrizinado (DGL): protege la pared gástrica creando una capa protectora. Se toma en forma de tabletas masticables antes de comer.
  • Aloe vera en jugo puro: ayuda a cicatrizar las úlceras y alivia la irritación. Un vaso al día basta.
  • Probióticos (Lactobacillus, Bifidobacterium): equilibran la flora intestinal y favorecen la reparación del tejido dañado.

Si prefieres suplementos, busca los extractos estandarizados y respeta la dosis indicada en el envase. No sustituyas un tratamiento recetado sin consultarlo con tu médico.

En caso de dolor intenso o sangrado, los fármacos convencionales como los inhibidores de la bomba de protones (omeprazol, pantoprazol) siguen siendo la primera línea. Sin embargo, combinarlos con los remedios que te he mencionado suele acelerar la recuperación y reducir la necesidad de dosis altas.

Recuerda que cada cuerpo es diferente. Empieza con pequeñas cantidades de la planta que elijas y observa la respuesta. Si notas empeoramiento, suspende y consulta a un profesional.

En resumen, las ulceraciones pépticas se pueden manejar con cambios simples en la alimentación, control del estrés y el apoyo de plantas medicinales. Mantén una rutina constante, escucha a tu cuerpo y no dudes en buscar ayuda médica cuando lo necesites.

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