Si alguna vez has sentido una molestia ardiente en el estómago que empeora con el vacío, probablemente estés frente a una ulceración péptica. No es cosa rara y, lo mejor, hay formas de controlarla sin depender sólo de medicamentos.
La principal culpable es la hiperacidez. Cuando el ácido gástrico supera la capacidad protectora de la mucosa, aparecen pequeñas lesiones que pueden sangrar. Otros factores que aumentan el riesgo son el consumo excesivo de alcohol, el tabaquismo, el estrés crónico y, por supuesto, algunos fármacos como los antiinflamatorios no esteroideos (AINE).
Los síntomas típicos incluyen:
El primer paso es reducir la irritación. Evita comidas muy picantes, grasosas o ácidas y limita el café y el alcohol. Fraccionar la dieta en varias comidas pequeñas también ayuda a mantener el ácido bajo control.
En cuanto a remedios naturales, la fitoterapia tiene opciones respaldadas por estudios:
Si prefieres suplementos, busca los extractos estandarizados y respeta la dosis indicada en el envase. No sustituyas un tratamiento recetado sin consultarlo con tu médico.
En caso de dolor intenso o sangrado, los fármacos convencionales como los inhibidores de la bomba de protones (omeprazol, pantoprazol) siguen siendo la primera línea. Sin embargo, combinarlos con los remedios que te he mencionado suele acelerar la recuperación y reducir la necesidad de dosis altas.
Recuerda que cada cuerpo es diferente. Empieza con pequeñas cantidades de la planta que elijas y observa la respuesta. Si notas empeoramiento, suspende y consulta a un profesional.
En resumen, las ulceraciones pépticas se pueden manejar con cambios simples en la alimentación, control del estrés y el apoyo de plantas medicinales. Mantén una rutina constante, escucha a tu cuerpo y no dudes en buscar ayuda médica cuando lo necesites.
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