¿Has oído hablar de la doradilla y te suena a nombre exótico? No estás solo. Es una planta que se usa desde siglos en la medicina tradicional para aliviar dolor y problemas respiratorios. Aquí te cuento de forma sencilla qué hace, cómo puedes aprovecharla y, lo mejor, cómo echarla en tu jardín o maceta.
La doradilla contiene compuestos como alcaloides y flavonoides que actúan como antiinflamatorios y antiespasmódicos. Por eso, cuando se prepara en infusión, suele ayudar a calmar tos, bronquitis y molestias estomacales. Muchos la usan para reducir la fiebre y como analgésico leve cuando no quieres recurrir a pastillas.
Un té de doradilla se hace con una cucharadita de hojas secas por taza de agua caliente. Déjalo reposar cinco minutos y bébelo caliente. Si lo prefieres, puedes licuar las hojas frescas con miel y limón; es una bebida refrescante que también ayuda al sistema digestivo.
Es importante no exagerar la dosis: una o dos tazas al día son suficientes. Mujeres embarazadas y personas con problemas de coagulación deben consultar a un profesional antes de usarla, ya que la planta puede interactuar con algunos fármacos.
Si quieres tener doradilla siempre a mano, cultivarla es más fácil de lo que parece. Prefiere suelos bien drenados y exposición al sol parcial; la planta tolera sombra ligera, pero producirá más hojas bajo luz directa.
1. Siembra: planta semillas o esquejes en primavera, a una profundidad de 1‑2 cm. Riega suavemente y mantén la tierra húmeda hasta que germinen (aprox. 10‑14 días).
2. Riego: la doradilla no ama el encharcamiento. Riega cuando la capa superior del sustrato esté seca al tacto, evitando mojado excesivo.
3. Poda: corta los tallos más largos cuando la planta alcance 30‑40 cm. Así estimulas un crecimiento más compacto y hojas más jugosas.
4. Recolección: corta las hojas cuando la planta tenga al menos 6 semanas. Lo ideal es hacerlo por la mañana, después de que el rocío se haya evaporado.
5. Plagas: mantén la planta alejada de humedades prolongadas para evitar hongos. Si aparecen pulgones, basta con un chorro de agua o jabón neutro.
Con estos cuidados, en pocos meses tendrás una fuente constante de doradilla fresca para tus remedios caseros.
Recuerda que la doradilla es un complemento, no un sustituto de tratamientos médicos. Usa siempre la información con sentido y, si tienes dudas, consulta a tu farmacéutico o médico de confianza.
Así que ya sabes: propiedades útiles, forma simple de preparar infusiones y un cultivo que no requiere gran esfuerzo. ¿Te animas a probarla? La doradilla puede convertirse en tu aliada natural para cuidar la salud día a día.
Descubre todo sobre Ceterach officinarum, la doradilla: cómo identificarla, para qué sirve, sus componentes, usos medicinales y por qué está en peligro.
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