Diuréticos de asa: guía práctica

Los diuréticos de asa son medicamentos que hacen que el cuerpo elimine más agua y sal a través de la orina. Se usan mucho cuando hay retención de líquidos, como en la insuficiencia cardíaca o el hígado cirrótico.

Los fármacos más conocidos son la furosemida, la bumetanida, la torasemida y la azota. Todos pertenecen al mismo grupo y funcionan de forma muy similar, aunque tienen pequeñas diferencias en la potencia y la duración del efecto.

¿Cómo actúan los diuréticos de asa?

Actúan en la parte más alta del túbulo renal, llamada asa de Henle. Ahí bloquean la reabsorción de sodio, potasio y cloro. Como esos iones no se vuelven a absorber, el agua se queda en la orina y sale del cuerpo.

El resultado es una rápida reducción del volumen de líquido extra, lo que alivia la presión en el corazón, los pulmones o el abdomen. Por eso son la primera opción para tratar edemas graves.

Consejos para usarlos con seguridad

Antes de iniciar el tratamiento, el médico debe medir la presión arterial, la función renal y los niveles de electrolitos. Durante el uso, es fundamental controlar el potasio y el sodio mediante análisis de sangre.

Si notas mareos, debilidad o calambres, avisa al médico; pueden ser señales de bajo potasio. También hay que beber suficiente agua, pero sin excederse, porque el exceso de diuresis puede causar deshidratación.

Evita combinarlos con antiinflamatorios no esteroideos (AINE) sin consultar, ya que pueden reducir su eficacia y dañar los riñones. En caso de embarazo, consulta siempre con tu obstetra, pues algunos de estos fármacos no se recomiendan.

La dosis varía según la enfermedad y la respuesta individual. La furosemida, por ejemplo, se prescribe en tabletas de 20 a 80 mg al día, mientras que la torasemida puede ser de 5 a 20 mg. Nunca aumentes la dosis por tu cuenta.

Si olvidas una toma, tómala cuando lo recuerdes, a menos que falte menos de 12 horas para la siguiente dosis; en ese caso, sáltate la que olvidaste. No tomes dos dosis juntas para compensar.

Los efectos secundarios más comunes son la pérdida de potasio (hipopotasemia), la baja presión arterial (hipotensión) y la posible ototoxicidad, que afecta al oído. Si escuchas zumbidos o pérdida de audición, busca ayuda médica de inmediato.

En resumen, los diuréticos de asa son herramientas muy útiles para eliminar el exceso de líquido, pero requieren un seguimiento cuidadoso. Con la dosis adecuada y el control de electrolitos, puedes obtener los beneficios sin sufrir complicaciones.

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