Diabetes Tipo 1: Síntomas, Diagnóstico y Opciones de Terapia con Insulina
nov, 27 2025
La diabetes tipo 1 no es solo una enfermedad crónica: es un cambio radical en la vida. A diferencia de lo que mucha gente cree, no se trata de comer demasiado azúcar ni de llevar un estilo de vida poco saludable. Es una enfermedad autoinmune en la que el cuerpo ataca por error las células beta del páncreas, las únicas que producen insulina. Sin insulina, la glucosa no puede entrar en las células para dar energía. Se acumula en la sangre. Y eso, con el tiempo, puede dañar órganos, nervios y vasos sanguíneos.
¿Cómo sabes si tienes diabetes tipo 1?
Los síntomas no vienen de forma sutil. Aparecen de golpe, en cuestión de días o semanas. Si notas que estás orinando mucho más de lo normal -a veces cada hora-, es una señal clara. Tu cuerpo intenta eliminar el exceso de glucosa por la orina, y eso arrastra mucha agua. Por eso también te sientes sediento todo el tiempo, incluso si bebes litros. No es solo sed: es tu cuerpo pidiendo socorro.
Otro síntoma que no se suele asociar a la diabetes es la pérdida de peso sin intentarlo. Aunque comas bien, tu cuerpo no puede usar la glucosa como combustible. Entonces, empieza a quemar grasa y músculo para sobrevivir. Eso explica por qué alguien puede adelgazar rápidamente, incluso si tiene hambre constante. La fatiga extrema también es común: sin insulina, las células están hambrientas de energía. Te sientes cansado aunque hayas dormido bien.
Otras señales incluyen visión borrosa, heridas que no sanan, boca seca y, en casos graves, aliento con olor a frutas o acetona. Ese olor es un signo de cetoacidosis diabética, una emergencia médica. Si no se trata en 24 horas, puede llevar a la coma o incluso a la muerte. La Clínica Cleveland advierte que, en niños y adolescentes, la cetoacidosis es a menudo la primera manifestación de la diabetes tipo 1.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico no se basa solo en los síntomas. Se necesita confirmación con pruebas de laboratorio. La primera prueba que suele hacerse es la de hemoglobina A1C. Si el resultado es del 6,5% o más en dos ocasiones distintas, se confirma la diabetes. Esta prueba te dice cuál ha sido tu nivel promedio de glucosa en los últimos 2-3 meses. No necesitas ayunar para ella, lo que la hace práctica.
Otra opción es medir la glucosa en sangre en ayunas. Si después de no comer nada durante al menos 8 horas tu nivel es de 126 mg/dL o más, también es diagnóstico de diabetes. O puedes hacer una prueba aleatoria: si tu glucosa está por encima de 200 mg/dL y tienes síntomas, eso basta para diagnosticar.
Pero aquí viene lo clave: ¿es tipo 1 o tipo 2? Para saberlo, los médicos buscan anticuerpos. El más común es el anti-GAD65. Si está presente, es casi seguro que se trata de diabetes tipo 1. Si no, se buscan otros como IA2 o ZNT8. También se mide el péptido C. En la diabetes tipo 1, este nivel es bajo, porque tu páncreas ya no produce insulina. En la tipo 2, el péptido C suele estar alto, porque el cuerpo produce insulina, pero no la usa bien.
Si hay sospecha de cetoacidosis, se hacen pruebas de sangre y orina para ver el pH, los niveles de bicarbonato y las cetonas. Estas pruebas son vitales en emergencias. No esperes a tener síntomas graves. Si tu hijo o un familiar tiene pérdida de peso, sed excesiva y cansancio extremo, pide una prueba de glucosa. Puede salvarle la vida.
¿Qué opciones de insulina existen hoy?
La insulina no es opcional. Es vida. Pero ya no se trata solo de inyectarse una o dos veces al día. Hoy hay opciones más precisas, más adaptables y más integradas.
La terapia más común es la de inyecciones múltiples al día (MDI), también llamada terapia basal-bolus. Consiste en una insulina de acción larga (como glargina o degludec) que se aplica una o dos veces al día para mantener un nivel estable entre comidas. Y luego, antes de cada comida, se usa una insulina rápida (como lispro, aspart o glulisina) para cubrir la glucosa que viene de los alimentos. Esto requiere contar carbohidratos con precisión: cada persona tiene una relación diferente, como 1 unidad de insulina por cada 10 o 20 gramos de carbohidratos. No es lo mismo para todos.
La otra opción es la bomba de insulina (CSII). Es un pequeño dispositivo que llevas pegado a la piel, como un parche, y que libera insulina de forma continua. Lo mejor: muchas bombas modernas se conectan a un monitor de glucosa en tiempo real (CGM). Esto crea un sistema de entrega automatizada. Si tu glucosa empieza a subir, la bomba puede dar una pequeña dosis de insulina. Si baja demasiado, se detiene. Se llama sistema de bucle cerrado. Marcas como Medtronic y Tandem ya tienen estos sistemas aprobados en Europa y EE.UU.
Estudios del NIH muestran que quienes usan CGM junto con bomba o inyecciones tienen una reducción promedio de 0,5% a 0,8% en su A1C, en comparación con quienes solo se pinchan y revisan con lanceta. Eso significa menos complicaciones a largo plazo.
¿Cuáles son los objetivos de control?
La meta no es tener glucosa perfecta todo el tiempo. Es mantenerla dentro de un rango seguro. La Asociación Americana de Diabetes recomienda:
- Antes de comer: entre 80 y 130 mg/dL
- 2 horas después de comer: menos de 180 mg/dL
- A1C: menos del 7% para la mayoría de los adultos
Pero esto no es rígido. Si eres mayor, tienes otras enfermedades o has tenido muchas hipoglucemias, tu médico puede ajustar el objetivo a un 7,5% o incluso 8%. La clave es individualizar. No se trata de cumplir un número, sino de vivir sin miedo a bajar demasiado o subir demasiado.
¿Qué más necesitas controlar?
La diabetes tipo 1 no es solo glucosa. Es todo el cuerpo. Por eso, además de revisar tu glucosa, necesitas controles regulares:
- Presión arterial (idealmente bajo 130/80 mmHg)
- Perfil lipídico: colesterol y triglicéridos
- Función renal: proteína en orina y creatinina en sangre
- Función tiroidea: las personas con diabetes tipo 1 tienen mayor riesgo de enfermedades autoinmunes de la tiroides
- Examen de fondo de ojo anual: para detectar daño en la retina
Estas pruebas no son opcionales. Son tu escudo contra complicaciones que pueden ser invisibles hasta que son graves. La mayoría de las personas con diabetes tipo 1 hacen estas pruebas al menos una vez al año. Si tienes problemas, tu médico te pedirá más frecuentes.
¿Cuánto tiempo dedicas al día?
No es solo pincharse. Es contar carbohidratos, revisar el CGM, ajustar dosis, pensar en el ejercicio, en el estrés, en el sueño. La Clínica Cleveland estima que una persona con diabetes tipo 1 pasa entre 2 y 4 horas al día gestionando su condición. Eso es como un trabajo a tiempo parcial. Y no es culpa de nadie. Es el costo de vivir sin producción natural de insulina.
La educación es clave. Los programas de educación diabetológica suelen durar entre 10 y 20 horas al inicio. Aprendes a leer etiquetas, a manejar hipoglucemias, a ajustar insulina antes de hacer deporte, a usar una bomba, a interpretar datos del CGM. No es fácil. Pero con el tiempo, se vuelve automático. Como conducir. Al principio te cuesta. Después, lo haces sin pensar.
¿Hay nuevas esperanzas?
Sí. Y no son solo teorías. En noviembre de 2022, la FDA aprobó teplizumab (Tzield), el primer medicamento que puede retrasar la aparición de la diabetes tipo 1 en personas con alto riesgo. No cura. Pero en estudios, retrasó el diagnóstico clínico por casi 2 años y medio. Es un tratamiento con infusión intravenosa durante 14 días. No es para todos, pero abre una puerta: ahora se puede intervenir antes de que se destruyan las células beta.
También hay avances en trasplantes de células beta. Vertex Pharmaceuticals probó una terapia con células madre derivadas de isletas (VX-880). En ensayos tempranos, el 89% de los pacientes lograron dejar de usar insulina al mes. No es permanente todavía. Pero es el primer paso hacia una cura funcional.
El costo sigue siendo alto. En EE.UU., el gasto anual promedio por persona con diabetes tipo 1 es de más de $20.000. La insulina representa casi un tercio. En España, el sistema público cubre la insulina y los insumos, pero no siempre los sensores más avanzados. Hay desigualdades. Pero la tecnología avanza. Y cada año, más personas tienen acceso a bombas y CGM.
¿Qué pasa si no se controla?
Si no se trata, la glucosa alta daña los vasos sanguíneos. Eso lleva a ceguera, insuficiencia renal, amputaciones, infartos y accidentes cerebrovasculares. Pero lo peor no es eso. Es vivir con miedo constante: miedo a bajar de glucosa mientras duermes, miedo a subir si comes algo sin contar, miedo a que tu hijo no sepa reconocer los síntomas. La diabetes tipo 1 no te quita la vida. Pero si no la manejas bien, te quita la libertad.
La buena noticia: con los tratamientos actuales, una persona con diabetes tipo 1 puede vivir una vida larga, activa y plena. Puede correr maratones, tener hijos, viajar, trabajar, estudiar. Solo necesita saber cómo manejarla. Y hoy, más que nunca, hay herramientas para hacerlo.
¿La diabetes tipo 1 se puede curar?
Actualmente no hay cura definitiva. Pero hay tratamientos que pueden revertir temporalmente la necesidad de insulina, como los trasplantes de células beta en investigación. El medicamento teplizumab puede retrasar el diagnóstico en personas con alto riesgo. Sin embargo, hasta ahora, todos los pacientes necesitan insulina para vivir. La investigación avanza rápido, pero no hay una cura disponible para el público en general.
¿Pueden los niños con diabetes tipo 1 hacer deporte?
Sí, y se les anima a hacerlo. El ejercicio mejora la sensibilidad a la insulina. Pero requiere ajustes: antes, durante y después del deporte, es necesario revisar la glucosa y a veces reducir la insulina o comer carbohidratos adicionales. Muchos atletas con diabetes tipo 1 compiten a nivel mundial. Lo importante es planificar, monitorear y tener siempre a mano glucosa rápida.
¿Es lo mismo la insulina de tipo 1 que la de tipo 2?
Sí, la insulina es la misma molécula. Lo que cambia es cómo se usa. En la diabetes tipo 1, se necesita insulina porque el cuerpo no la produce. En la tipo 2, a veces se usa insulina cuando otros medicamentos no funcionan. Pero la insulina en sí -ya sea rápida, larga o de acción intermedia- es idéntica. No hay una insulina "de tipo 1" ni "de tipo 2".
¿Qué hacer si me siento débil, sudoroso y confundido?
Es probable que tengas hipoglucemia. Revisa tu glucosa. Si está por debajo de 70 mg/dL, toma 15 gramos de azúcar rápida: zumo de fruta, glucosa en pastillas, miel o caramelos. Espera 15 minutos y vuelve a revisar. Si sigue baja, repite. No te saltes esta regla. La hipoglucemia puede causar convulsiones o pérdida de conciencia si no se trata.
¿Puedo llevar una vida normal con diabetes tipo 1?
Sí, absolutamente. Millones de personas con diabetes tipo 1 viven vidas completas: estudian, trabajan, viajan, tienen familias, practican deportes de alto rendimiento. El secreto no es la perfección, sino la consistencia. Con las herramientas actuales -bombas, CGM, educación-, puedes tener un control excelente y una gran calidad de vida. No es fácil, pero es posible.
¿Qué sigue después del diagnóstico?
Lo primero es educación. Busca un programa de educación diabetológica certificado. Aprende a usar tu monitor de glucosa, a contar carbohidratos, a ajustar insulina. No lo hagas solo. Hay grupos de apoyo, enfermeras especializadas, endocrinólogos que te guiarán.
Después, enfócate en la prevención. Revisa tu presión, tu colesterol, tus riñones. No esperes a que algo pase. La diabetes tipo 1 no se cura, pero sí se maneja bien. Y cuando se maneja bien, no te limita. Te permite vivir.
