Cáncer de piel no melanoma: Diferencias clave entre carcinoma basocelular y carcinoma escamoso
nov, 21 2025
El cáncer de piel no melanoma es el tipo más común de cáncer en el mundo, y dos formas lo dominan: el carcinoma basocelular y el carcinoma escamoso. Juntos representan el 95% de todos los casos. Aunque ambos surgen por exposición al sol y afectan la piel, son enfermedades distintas en cómo crecen, dónde se esconden y qué riesgos presentan. Saber la diferencia no es solo una cuestión médica: puede marcar la diferencia entre un tratamiento sencillo y uno urgente.
¿Dónde nacen y cómo crecen?
El carcinoma basocelular (BCC) nace en la capa más baja de la epidermis, donde las células se dividen constantemente para reemplazar las que se caen. Es un crecimiento lento, casi imperceptible. Puede tardar un año en crecer apenas medio centímetro. Se ve como una protuberancia brillante, como una perla, o como una herida que no cierra, incluso después de semanas. A veces parece una cicatriz blanca, sin dolor, que se ignora hasta que es demasiado tarde.
El carcinoma escamoso (SCC), en cambio, surge de las células superficiales de la piel. Estas son las mismas que se van desprendiendo con el tiempo. Pero cuando se vuelven cancerosas, crecen rápido. Pueden duplicar su tamaño en solo seis semanas. Se presentan como bultos duros, como verrugas, o como parches rojos, escamosos, que sangran o se cubren de costras. A diferencia del BCC, el SCC no suele ser silencioso. Duele. Se inflama. Cambia de forma en semanas.
¿Cuál es más peligroso?
El BCC es el más común: afecta a 8 de cada 10 personas con cáncer de piel no melanoma. Pero es también el menos agresivo. En menos del 0,1% de los casos, se disemina a otros órganos. Puede destruir tejido localmente -especialmente en la nariz, los párpados o las orejas-, pero rara vez mata.
El SCC es menos frecuente, pero más peligroso. Afecta a 2 de cada 10 casos, pero tiene 10 veces más probabilidades de propagarse que el BCC. Si no se trata, puede llegar a ganglios linfáticos o a pulmones. La tasa de metástasis es de entre el 2% y el 5%. En ciertas zonas, como los labios o las orejas, sube hasta el 14%. Cuando se propaga, la supervivencia a cinco años cae del 95% al 25-45%. Es la segunda causa de muerte por cáncer de piel, después del melanoma.
¿Quién tiene más riesgo?
Ambos cánceres afectan principalmente a personas mayores de 50 años. El 85% de los casos se diagnostican después de esa edad. La piel clara, los ojos azules, el cabello rubio o rojizo, y una historia de quemaduras solares aumentan el riesgo. Pero hay diferencias clave.
El BCC se asocia más con quemaduras solares intensas y esporádicas -como las que se tienen en la playa o en la montaña durante el fin de semana-. El SCC, en cambio, se relaciona con la exposición acumulada: años de trabajar al aire libre, conducir con la ventana bajada, o vivir en zonas con mucho sol. Por eso, los hombres tienen más SCC: muchas veces por trabajos al aire libre, como agricultura o construcción. El 65% de los casos de SCC son en hombres, frente al 55% del BCC.
Las personas con sistemas inmunitarios debilitados -como trasplantados o pacientes con leucemia- tienen un riesgo 250 veces mayor de desarrollar SCC, pero solo 10 veces mayor de BCC. Esto lo convierte en una amenaza silenciosa para quienes ya tienen otras enfermedades.
¿Cómo se tratan?
Cuando se detectan temprano, ambos tienen tasas de curación superiores al 95%. La cirugía es la opción principal. La cirugía de Mohs -una técnica que elimina la lesión capa por capa y examina el tejido en tiempo real- logra una curación del 99% en BCC y del 97% en SCC.
Pero aquí hay una diferencia práctica: el SCC necesita más espacio alrededor de la lesión para asegurar que no queden células cancerosas. Mientras que el BCC requiere márgenes de 3 a 5 mm, el SCC necesita 4 a 10 mm. Eso significa más tejido extraído, más cicatrices y, a veces, cirugías reconstructivas más complejas. El 45% de los pacientes con SCC necesitan reconstrucción, frente al 28% con BCC.
Los tratamientos tópicos -cremas como imiquimod o 5-fluorouracilo- funcionan bien en lesiones superficiales de BCC, con una tasa de éxito del 60-70%. Pero en SCC, esa tasa baja al 40-50%. Por eso, en SCC, los médicos suelen recomendar cirugía desde el principio, incluso si la lesión parece pequeña.
¿Qué pasa después del tratamiento?
El BCC rara vez vuelve. Si lo hace, suele ser después de 18 meses. El SCC, en cambio, tiene una tendencia a reaparecer más rápido: el 73% de las recurrencias se detectan dentro del primer año. Por eso, las revisiones son más frecuentes. Los pacientes con SCC suelen tener 2,3 veces más visitas al dermatólogo que los de BCC.
Además, quienes han tenido un SCC tienen un riesgo mucho mayor de desarrollar otro. El 40% de los pacientes con SCC desarrollan un segundo cáncer de piel en los siguientes cinco años. En el BCC, esa cifra es del 25%.
¿Qué hay de nuevo en el tratamiento?
En 2018, la FDA aprobó el primer medicamento para SCC avanzado: cemiplimab, una inmunoterapia que activa el sistema inmunitario para atacar las células cancerosas. Funciona en el 47% de los casos metastásicos, algo impensable hace una década.
Para el BCC, hay medicamentos como vismodegib, que bloquean una vía de señalización celular clave. Son efectivos en tumores grandes o en pacientes que no pueden operarse. Pero no existen equivalentes para el SCC.
La investigación actual se enfoca en identificar marcadores genéticos. Un estudio de Johns Hopkins encontró que el 90% de los SCC tienen mutaciones en el gen TP53, un “guardián del ADN” que, cuando falla, permite que las células se vuelvan cancerosas. El BCC solo tiene esa mutación en el 50% de los casos. Esto explica por qué el SCC es más agresivo.
Las herramientas de inteligencia artificial están ayudando a los dermatólogos a diferenciar entre ambos cánceres con un 94% de precisión, usando imágenes de dermatoscopios. Esto reduce errores de diagnóstico y acelera el tratamiento.
¿Cómo prevenirlos?
La buena noticia es que ambos son prevenibles. Usar protector solar todos los días reduce el riesgo de BCC en un 40% y de SCC en un 50%. Eso se debe a que el SCC está más ligado a la exposición constante, no solo a las quemaduras.
Evitar el sol entre las 10 a.m. y las 4 p.m., usar sombreros de ala ancha, gafas de sol con protección UV y ropa de tejidos densos son medidas efectivas. No se trata solo de ir a la playa: caminar al perro, hacer jardinería, o conducir durante horas también cuenta.
Si tienes piel clara, has tenido un cáncer de piel antes, o eres inmunodeprimido, necesitas revisiones cada tres meses. No esperes a que algo cambie. Un dermatólogo puede ver una lesión que tú no notas.
¿Qué debes buscar?
No necesitas ser médico para detectar una señal de alerta. Aquí está lo que debes revisar cada mes:
- Para BCC: Una protuberancia brillante, translúcida, con vasos sanguíneos visibles. Una herida que sangra, se costra, pero nunca se cura. Una mancha blanca, dura, que parece una cicatriz sin causa.
- Para SCC: Un bulto rojo, duro, que crece rápido. Una escama que no se quita, incluso con crema. Una lesión que sangra o duele. Una verruga que cambia de forma en semanas.
Si ves cualquiera de estas señales, especialmente si ha cambiado en menos de un mes, no lo ignores. No es un grano. No es una alergia. Es una advertencia de tu piel.
¿El carcinoma basocelular puede matar?
En casi todos los casos, no. El carcinoma basocelular rara vez se propaga a otros órganos (menos del 0,1% de los casos). Sin embargo, si se deja sin tratar durante años, puede destruir tejidos profundos: cartílago, hueso, nervios. En la cara, esto puede causar deformidades graves. Aunque no suele ser mortal, puede afectar seriamente la calidad de vida.
¿Por qué el carcinoma escamoso es más peligroso que el basocelular?
Porque tiene una capacidad mucho mayor de diseminarse a ganglios linfáticos y otros órganos. Mientras que el BCC casi nunca metastatiza, el SCC lo hace en el 2-5% de los casos, y hasta en el 14% si está en los labios o orejas. Cuando se propaga, el tratamiento se vuelve mucho más complejo y la supervivencia cae drásticamente. Por eso, se considera más urgente.
¿Puedo tratar un carcinoma escamoso con crema?
Solo en casos muy específicos: lesiones pequeñas, superficiales y en áreas donde la cirugía es difícil. Las cremas tópicas como imiquimod o 5-fluorouracilo tienen una tasa de éxito del 40-50% en SCC, frente al 60-70% en BCC. Por eso, los dermatólogos prefieren cirugía para SCC, incluso si parece pequeño. La cirugía garantiza que se elimina todo el tejero canceroso.
¿Cuánto tiempo tarda en crecer un carcinoma escamoso?
Un carcinoma escamoso puede crecer de 1,5 a 2 centímetros por año, y en algunos casos, duplicar su tamaño en solo 4 a 6 semanas. Esto es tres veces más rápido que el carcinoma basocelular. Si notas que una lesión cambia rápidamente -crece, sangra, se vuelve dura-, debes ver a un médico en menos de una semana.
¿El protector solar previene ambos cánceres por igual?
No. El protector solar reduce el riesgo de carcinoma basocelular en un 40% y de carcinoma escamoso en un 50%. Esto se debe a que el SCC está más ligado a la exposición acumulada al sol a lo largo de años, mientras que el BCC se asocia más con quemaduras solares intensas y esporádicas. Usar protector solar diariamente es la mejor protección contra ambos, pero es especialmente crucial para prevenir el SCC.
